sábado, 23 de marzo de 2013

París, una ciudad para enamorados.

París, una ciudad de enamorados. ¿Qué pasa si no estás enamorado? Supongo que para el que no esté enamorado simplemente es una ciudad más que visitar, pero, ¿qué ocurre si estás enamorado pero no puedes ir a la ciudad del amor con la persona a la que quieres? Pues que esa ciudad, tan bonita para unos puede convertirse en la ciudad más triste para otros. 
Recuerdo cómo de pequeña soñaba con pisar esta ciudad con mi novio, poder ver la Torre Eiffel con él, y pasear de su mano por las interminables avenidas de esa ciudad. 
Es cierto que sean las condiciones que sean, es una ciudad que se disfruta. Todo es bonito en esa ciudad, aunque es verdad que no me ha llegado a enamorar.
Ha sido una semana intensa, y he de decir que bajo mi punto de vista ha sido interminable. También hay que tener en cuenta que la niebla, la lluvia, la seriedad de sus habitantes no ayudan mucho. Levantarte a las 7 de la mañana en una ciudad desconocida, mirar alrededor y ver una habitación de hotel mediocre, mirar por la ventana y no ver nada porque te encuentras a 30 minutos del centro, pensar en la gente que has dejado en tu cuidad, en tu país, en lo mucho que les echas de menos a todos, y pensar que un día más, vas a pasar frío, vas a comer y cenar a horas en las que nunca pensaste que comerías, pensar que vas a pasar la mayor parte del día en un autobús lleno de gente de tu edad, gritando y cantando y que cuando bajes de ese autobús para ver un monumento, un museo o simplemente las calles de París no vas a tener al lado la persona con la que querías disfrutar de ese viaje y claro, por así decirlo, te viene el bajón, pero ese bajón ni siquiera es comparable con el que sientes cuando vuelves al hotel, hablas con las personas que has dejado aquí y te dicen lo mucho que te echan de menos, y las ganas que tienen de que vuelvas. Y ahí piensas, ¿de verdad estoy disfrutando de este viaje? 
Pienso que no era el momento adecuado para viajar. Miles de veces he querido dejar todo atrás y desconectar, pero esta vez no era un buen momento. 
Ya he vuelto, y sé que algún día volveré a visitar esas preciosas calles, sé que volveré a dar un paseo por el Sena pero esta vez estará él a mi lado para darme un beso debajo del puente de Alejandro III, ese puente en el que si te das un beso ese amor será para siempre. 






                                                   Volveré, prometo que volveré. 

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